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Por Pili Galera Muñoz

 

Ausencia


que para soñar nací despierta
que pronto voy a morir
-esa es mi suerte-
y después de un polvo de los buenos
en desorden sábanas y almohadas
una pálida cabeza despeinada
quiere reír
bebiéndose el agua podrida de los floreros.

Que el tiempo se desliza en calendarios
que la ciudad te pinta de lluvia y viento
-donde escanear el universo es mi remedio-
y con un poco de hambre
un poco de tristeza
gastaré dinero sin pensarlo
-agotaré la Visa-
inventaré noches bebiendo cubatas
quemando porros
con mi cabeza de culebra en el espejo.

Que después de todo
quizás no fue del todo bueno
el hambre de tus dientes en mi aorta
-al sonar la sirena del alma-
que quiero llorar y callo
-en vano estiro mis delgados brazos-
porque la vida nos sujeta
por no ser como esperamos.