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96Pág.Escritores Ethel Saavedra García

PROSAS

 

ARCANIDAD
 
No sabes, ni entiendes muchas cosas mías. Eres incapaz de entrar en mis espacios y encontrar respuestas. Busco la forma de decirte que hay luz en mis silencios, que muchas veces en el esplendor de mi vuelo, mis sueños viajan hacia el cielo.

Mi alma es intangible y permanece en celo, busca el orgasmo azul del éter, pero cómo entenderme ¿si tus ojos no contemplan su velo?  No entiendes, no comprendes la volatilidad de mis ángulos, ignoras mi vertiente de amor, espléndida, llena de luz y de calor. Tú no entiendes  que mis soles no anochecen, las sombras ya se fueron y que el viento me abastece.

No sabes cómo justifico a ti mi canto; vanas las palabras que el viento se lleva y por fin cesan mis infinitos para declarar mi llanto. Y es que solamente si pudieran mis lágrimas hablar, tú las recogieras en tus manos y comprenderías mi alma femenina. 
 

*******

ESTA TARDE

¿Cómo no trasladarme a otras tardes iguales, cuando nos tomábamos de las manos y yo contemplaba tus ojos? ¡Cómo los amaba! ¿Cómo no recordar tu risa que tanto alegraba mis días y que a veces yo te la compraba?… ¿Recuerdas aquella vez que te dije que necesitaba tu sonrisa y tu seguías muy serio? Entonces puse una moneda encima de la mesa y el resultado fue perfecto. Aún recuerdo esa carcajada sonora que tanto me gustaba escuchar. Si en este momento pudieras observarme leyendo este texto, notarías una sonrisa en mis labios.

Esas eran tardes grises arropadas por la lluvia, donde el frío no anidaba en nuestros cuerpos, porque nuestro amor lo ahuyentaba. Nuestro fuego calentaba el aire frío.

Esta tarde gris me trae tu recuerdo y siento cómo la lluvia humedece mis ojos y se escurre por mi alma.

Esta tarde… esta tarde es distinta, sólo sé que llueve y que hace mucho frío.