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72Pág.Abuela Xanino Los cuentos de la Abuela Xanino

 

       Un día del mes de mayo, la Babosa Milagritos y el Caracol Tadeo,  fueron padres de un niño y una niña, o sea, para que nos entendamos: de un caracol y de una babosita. Al caracol le pusieron de nombre Fidelio por aquello de la ópera de Beethoven a la que Milagritos, ya sabéis, era muy aficionada; y a la babosita intentó por todos los medios llamarla María Callas, pero a eso se negó rotundamente el caracol Tadeo porque, le dijo: “...es peligroso ya que da lugar a confusiones...”, y después de mucho discutir y alguna lagrimita que otra surgida de los ojos de Milagritos, la babosita recién nacida, acabó llamándose Maritere que era el nombre de una tía segunda del caracol Tadeo a la que tenía mucho cariño porque siempre había hecho de canguro cuando él era un niño y sus papás salían alguna noche a ver una obra de teatro.

       Aquel día se celebraba el bautizo de los dos hermanos y el jardín estaba lleno de invitados que vestían sus mejores galas. De entre todos ellos la que más destacaba era la abubilla Felicitas que se atrevió a ir a la nueva peluquería “El canto de la alondra” donde, Doña Copete que era la Directora, le hizo unos bucles en la cresta de los que no paraba de presumir.

      En una mesa hecha con una caja de zapatos de un cartón con dibujos muy bonitos que habían encontrado cerca de un contenedor para el papel, pusieron todos los regalos recibidos para que pudiera contemplarlos todo aquel que quisiera curiosear mientras la lagartija Trapisondas, con la máquina de fotografiar en ristre, se pasaba el rato fijando el objetivo en uno y en otro para luego poder hacer un excelente artículo en su Revista “Dimes y Diretes.”