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96 Pág. Escritores Isis

 

—Hola señorita, parece que necesita ayuda.

Se trataba de un hombre alto y fornido, de pelo lacio repeinado hacia atrás y vestido todo de negro.

—No paran de hacerme dar vueltas —contestó ella amargamente.
—Sí, la verdad que esto está lleno de incompetentes.
—¿Y qué hago? —imploró al borde del llanto.
—Sígueme y ya verás cómo lo arreglo todo con un simple trámite.

La llevó al otro extremo de la gran sala, a la única ventanilla donde no había cola y una atractiva mujer rubia, muy maquillada y con una apretado vestido rojo estaba limándose las uñas.

—Marilin, esta señorita necesita ayuda —le dijo él.

La chica dejó la lima a un lado.

—Dime tu nombre preciosa —le dijo amablemente.
—Diana.

Ella tecleó en un ordenador y al instante una impresora a su lado se puso en funcionamiento. De ella salió una tarjeta que cogió el hombre de negro.

—Aquí tienes tu pase —dijo tendiéndosela.

Ella la cogió entre sus manos como si fuera un tesoro.

—Ya solo te queda el último paso —le señaló una puerta que había al lado de la cabina de la rubia que de nuevo se concentraba en arreglar sus uñas.
—Muchas gracias, no sé como… —dijo ella agradecida.
—No te preocupes, no me lo agradezcas ahora, ya te veré al otro lado —le sonrió atractivamente.

Y contenta atravesó la última puerta donde en un cartel de madera maltrecho y roído que había sobre ella se podía ver marcado en letras negras el numero 666.