De nuevo se encaminó a la 12 donde la cola se había multiplicado por dos, al llegar  el hombre que la había atendido antes se sorprendió.

—¿Qué hace usted otra vez aquí?
—La señora de la ventana 7G me ha dicho que necesito no se qué ficha.

Él alzó la ceja extrañado.

—Pero para eso me tiene que rellenar el documento Mt/19/17 que le darán en la ventanilla 3.

Algo exasperada fue al dichoso mostrador donde un jovencito de piel clara y perlo dorado enroscado le dio el documento.

—Un bolígrafo por favor —reclamó.
—En el mostrador 5.

Se fue hacia allí pisando fuerte y rellenó la hoja que parecía su diario personal, hizo cola de nuevo en la ventana 12, le dio el impreso y el señor le entregó una tarjeta.

En la ventanilla 7G con su ficha personal y su hoja amarillenta toda arrugada por al trajín la mujer de cara de ogro volvió a echarla hacia atrás.

—Falta la foto.
—¿Qué foto? —le espetó agresiva.
—Necesitamos una foto suya.
—¡Nadie me dijo nada de una foto! —iba  estallar pero aquella insensible mujer parecía no importarle.
—Nadie recibe la entrada al cielo sin fotografía. Vaya a la ventanilla 2, rellene el impreso Mt/26/60, entréguelo en el mostrador 4, donde le darán la ficha que debe llevar a la sala 5, allí le harán la foto pero no se la darán en el momento sino que la mandarán al mostrador de salida donde recibirá el resguardo que debe presentar en la ventana 70 para que le den una recibo que presentará en la cabina 153 y allí pregunte para que le indiquen donde debe ir a continuación. Gracias. Siguiente.
—Pero…
—He dicho siguiente.

Decaída y desesperada se quedó a un lado con los papeles en la mano y mirando a todos lados intentando recordar a que ventanilla le había dicho que tenía que ir a continuación. Pero se encontró con unos ojos negros que la observaban.