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99 Pág. Libros y autores La biblia de barro

 

Cuatro amigos, ya ancianos: Mercedes, Carlo, Hans y Bruno, sobrevivientes de un campo de exterminio nazi, se han juramentado a vengarse del asesino de sus padres: Alfred Tannenberg y de todo aquel que lleve su sangre. Durante años lo han buscado en vano, hasta que en los medios de comunicación aparece una noticia impactante, en un congreso la arqueóloga Clara Tannenberg anuncia el descubrimiento de unas tablillas de barro que prueban la veracidad de los relatos bíblicos. Los asistentes a su ponencia no se toman en serio las declaraciones de Clara y su marido Ahmed Huseini, un  importante funcionario del gobierno de Sadam Husein debe intervenir para apoyarla.

A pesar de la reacción de la comunidad científica ante este descubrimiento, el mismo pone en marcha una cadena de acontecimientos con los que ni Clara ni Ahmed cuentan.

Al hacerse público el descubrimiento, los cuatro amigos encuentran la pista que tanto han buscado y se reúnen para trazar los planes para vengarse de Alfred y de todos sus parientes.

Las famosas tablillas de barro están en poder del abuelo de Clara, sin embargo no es un descubrimiento reciente como se pretender hacer creer al mundo.

El antiguo oficial de las SS se apropió fraudulentamente de las reliquias con la ayuda de varios de sus camaradas, sabiendo que algún día podrían obtener una gran recompensa económica por ellas. Como siempre la codicia es grande y poderosa; Alfred se cree dueño absoluto de las tablillas y quiere legárselas a su nieta. Naturalmente sus antiguos camaradas no piensan lo mismo y como saben de la falta de escrúpulos de Alfred —que no dudaría en matarlos a todos—, deciden ganarle de mano y eliminarlo para apropiarse de la Biblia de barro.

ulia Navarro, con su impecable narración, atrapa al lector desde la primera hasta la última página, su ritmo no decae en ningún momento y resulta muy fácil de leer, entremedio de la historia principal, se explica cómo es que llegan a existir las tablillas, con el relato de Abraham.

El final puede dejar algún mal sabor de boca, según la evaluación personal que cada uno haga, aunque no deja de ser comprensible que tenga que acabar de esa manera.