Hasta la cerveza es verde, la famosa Berliner Weiße, que es una cerveza mezclada con galio oloroso (bot. Galium verum).

Casi siempre hay que prepararse para tropezar con un oso, que es el animal que ha dado su nombre a Berlín, derivado  de “Bär” (oso). Por supuesto, ahora los osos de Berlín están hechos de piedra, bronce o madera y ya no dan miedo a los turistas, pero siete siglos atrás rondaban en gran número por los bosques de la región.

Berlín es una ciudad con mucha agua. Están los ríos  Havel y Spree que atraviesan los barrios más conocidos y un sinfín de canales que conectan esta gran ciudad con otras ciudades en Alemania. Así que al turista  se le recomienda una visita a la  ciudad de tres horas y media en uno de los barcos que circulan por el Spree y el Landwehrkanal, desde los que se pueden ver casi todos los barrios y monumentos más célebres. A menudo uno tiene que tener cuidado de agachar la cabeza cuando el barco pasa por debajo de los numerosos puentes.