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ZK - OCTUBRE 2009

RELATO:
Desde el jardín
 



Elementokr36/

Esa mañana despertó sintiéndose distinto, algo dentro de él había cambiado. Fue una sensación pasajera, momentánea, a la que no le dio ninguna importancia. Estaba algo mareado. El techo daba vueltas muy levemente, y el poster pegado a la pared parecía querer salir de su marco. Le tomó unos minutos incorporarse, hasta sentarse al borde de su cama. Buscó con dificultad sus zapatillas. Se había quedado dormido con la ropa puesta. No recordaba qué era lo último que había hecho.

El silencio reinaba en toda la casa. No se había percatado de eso, hasta que el hambre, y la costumbre de un desayuno preparado por su madre sobre la mesa del comedor, le llamaron la atención.
Sus padres no estaban en ninguna habitación y su cuarto estaba como si recién se hubieran despertado, supuso que estaban en el trabajo. Caminó hasta la cocina esperando el desayuno tan ansiado. Tampoco estaba allí.

-Demonios…-susurró. –Habrán discutido de nuevo.

Ya estaba acostumbrado a las peleas de sus padres. Cada tanto algún encontronazo provocaba que él se quedara sin un desayuno, almuerzo o cena medianamente decente. Tendría que prepararse algo para comer. Intentó hacer unas tostadas con manteca, y un café negro. Pero el café estaba demasiado amargo y las tostadas podían fácilmente confundirse con carbón, así que opto por coca-cola y galletas. Probó una, pero le dio asco, no era que no estuvieran buenas, pero...fue como si su estomago las rechazara, al igual que con la coca-cola. Apartó el símil-desayuno y decidió llamar al trabajo de su padre, su automóvil estaba estacionado en la puerta de su casa.

-Se habrá ido con mamá, aunque si discutieron…- Mejor no seguir pensando, de seguro se "reconciliaron" en el asiento trasero. –Con tal de no tener un hermano - bromeó Tomó el teléfono y llamó a la oficina de su madre. Anne, su compañera de oficina, le dijo que no había ido, y que estaba preocupada porque no avisó.

-Descuida, mamá está reconciliándose. – y cortó. Pero eso lo intranquilizó más aun.

Revisó la casa buscando algo que le dijera dónde estaban sus padres. La gota de sangre en el piso del cuarto lo alarmó. Era débil, pero el rastro lo llevó hasta el vestidor. Abrió con miedo, más miedo del que nunca hubiera sentido. La escena era horrenda. Ahí estaban sus padres, muertos. Retrocedió espantado. Sus padres… Se apresuró a tomar el teléfono, debía llamar a la policía. Un rápido sentimiento lo abarcó. Ahora recordaba...
La noche anterior había encontrado un simpático animalito en el jardín trasero. Parecía un extraterrestre de dibujos animados, por esos ojos tan grandes. Lo quiso tocar pero el animal lo mordió. Si... recordaba. Salió al jardín y allí en un rincón lo vio, sonreía perversamente, mirándolo fijo. No entendía que tenía que ver eso con la muerte de sus padres, pero estaba seguro que era el culpable. Imágenes, recuerdos agobiaban su mente. Era lo peor que había visto en su vida, imágenes de muerte, de asesinato. Comprendió lo que había hecho. Fue su culpa, aunque no sabe cómo. Un deseo de terminar con todo lo invadió. Sin saber por qué, buscaba algo para acabar con todo. Encontró el arma de su padre, la tomo y se apuntó. Era mecánico, no quería hacerlo, pero algo lo empujaba a disparar. Lágrimas corrían por sus ojos. Vaciló un instante.

En el periódico de la mañana siguiente salió la espantosa noticia: una familia fue asesinada. Eran tres. Los padres fueron desgarrados, estaban sin piel y degollados. El hijo adolescente tenía un orificio de bala en la cabeza, posiblemente producido con el arma del jefe de la casa. Todos presentaban rastros extraños como una mordida, como si hubieran sido alimento de algún animal pequeño.

Desde un rincón alejado del jardín, sonríe. Para eso vino. Es peligroso, inteligente. Muerde a una persona, lo infecta y lo transforma, como un robot, para que mate a otros por él, su estatura se lo impide. Cuando el sujeto se da cuenta, él logra que se suicide. Control mental. Así consigue alimento. Puede estar en cualquier lado, en tu jardín, en tu balcón, esperando atacar. O pudo haber mordido a alguien que conoces, y sin querer puedes ser su próximo alimento...