—No creo que haya palabra que defina tanta cosa junta, si bien se usa artista como algo general, me gusta definirme como un “buscador de ilusiones para el alma”, pues al fin y al cabo eso es lo que son cada una de las piezas que hago, tanto sea una pintura, una miniatura, una huevo decorado, un escrito o cualquier otro objeto, físico o no, que se me ocurra realizar. Pero en fin, el mundo se maneja con palabras y a ella nos tenemos que remitir. Pero no dejo de pensar que en algún momento mi presentación sea simplemente “Buscador de ilusiones”.
—Entre tus expresiones artísticas también cubres la de escritor... ¿Qué estilo te va mejor?
—Esteee, ¡qué pregunta!, bueno de eso ya he hablado un poco antes, pero recapitulemos. A pesar de que Tolkien llegó a mis manos con cierto retraso y, a eso hay que agregarle que se pasó un año entero en la biblioteca sin ser tocado, cuando tomé coraje, los tres tomos del señor de los anillos pasaron por mis manos en apenas quince días, que no pudieron ser menos pues no tenía demasiado tiempo para leer en ese momento. El subte, el colectivo, el tren hasta el baño era excusa para tener los libros a mano. Algo parecido me paso con Marion Zimmer Bradley, admito que de la saga me atrapo el nombre, en una feria del libro de las que se hacen en Buenos Aires todos los años. Y a pesar de que no tengo todos los tomos de la saga pues no sé si los editaron todos en castellano, me sumergió en su mundo, ciencia ficción y relato épico. Tiempo después, al casarme Wilbur Smith arribo a mi mente, con sus historias en el antiguo Egipto y en el resto de áfrica, con piratas, árabes y escenas de alto voltaje (léase como quieran). Y desde las sombras, E. A. Poe, Stephen King y muchos otros autores que sería engorroso volver a citar ahora, lentamente a través del tiempo destilaron sus horrores e historias.
En fin, no han sido las únicas, también Shakespeare, Conan Doyle, Verne, Neruda, Art, Bioy Casares, Borges, Cortázar… Aunque no aparezcan a simple vista, todos han dejado alguna huella.
En definitiva, me gusta mucho la ficción, el terror y la historia épica. Son todos distintos, pero el desafío es encontrar un punto donde puedan coexistir y eso es lo que me va mejor, el reto de hacerlos vivir en un mismo relato. A veces lo logro otras, digamos ellos mismos se encargan de echarme tierra encima.