El mágico árbol

Esperábamos las doce como quien espera después de nueve meses, como el naufrago que busca su isla, el general a su tropa y los niños a los dulces. Ceremonia ancestral de desatar paquetitos de dicha, deslumbre, ojos maravillados siguiendo cada gesto, cada papel o moño, desprendiendo del envase para quedarnos con ese pedazo de alma en cada regalo. Mis primos y yo…pasaron cuarenta años, pasaron soledades, desaciertos y éxitos, familia, adioses y reencuentros, centro mismo de un sentimiento profundo que se conserva intacto, será que la sangre es un puente indestructible, que a pesar de distancias y alejamientos, en el fondo escondido de cada corazón, somos los mismos de entonces…

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Entre Eros y Tánatos

Como el bien y el mal
tironeando mi cansado cuerpo
entre las ansias de seguir
y el oscuro callejón donde perderse,
ambos se encontraron
en la medianoche
de mi cuarto penumbroso.

Uno, figura turbia y acechante,
las sucias garras empujando
a una nada aterradora.
El otro, bello cual dios griego,
claridad de azul pureza,
empuje de mano amiga,
inmaculada aparición
de belleza inusitada.

Ambos susurraban en mi oído
frases que martilleaban,
confundiendo las ideas
ignorando, dudando…
¿Para dónde?