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84Pág.Libros y autores El tiempo entre costuras

 

Una guerra que dejó un saldo de muertos, enfermedades, exiliados, destrucción de la estructura edilicia, de la agricultura y la ganadería. Además, sentó las bases de un conflicto que trascendió las fronteras del país y que involucró a otros países. Por tal motivo, muchos consideran que la guerra civil fue el prólogo de la Segunda Guerra Mundial.

El tiempo entre costuras, al igual que la guerra, avanza  con ritmo imparable por los mapas, la memoria y la nostalgia.  Y, aunque el hilo de la novela es pura ficción, el trasfondo de la misma es fielmente histórico y algunos de sus personajes como Beigbeder,  que circulan por ella existieron en su día con las mismas glorias y miserias con las que se mueven entre las páginas.

Otro personaje histórico, sumamente trascendental e importante es sin duda la amante de Juan Luis Beigbeder: Rosalinda Powell Fox (Retrato de 1937).

Todo  (o casi todo) lo que de ella cuenta esta novela (su relación con Beigbeder; su matrimonio con Peter Fox, su constante transitar entre países...), es rigurosamente veraz: de ello dejó constancia la propia Rosalinda en sus memorias.

A sus 96 años de edad sobrevivió a todos aquellos que desde la pubertad le auguraban corta vida y le prescribían reposo porque había contraído en la India del Imperio, una tuberculosis bovina incurable de las que, salvo contadas excepciones, llevan a la tumba.

Su vida, como todas las vidas interesantes, suscitó pasiones y odios, elogios y vituperios. Los dos más recurrentes fueron la de ser espía británica y querida de Juan Luis Beigbeder.

Fuese lo que fuese, Rosalinda Fox en su libro niega, página tras página, haber sido espía, aunque página tras página se adivina entre líneas una especie de secreto placer en sugerir que ha sido lo que dice que no fue.