Historias con sabor entrañable
Este mes os propongo un postre muy fácil de hacer pero antes os contaré algo que me pasó la primera vez que lo preparé.
Era el cumpleaños de mi madre, así que decidí ponerme manos a la obra y hacerle una de sus tartas preferidas: La Tarta de Santiago. Todo me parecía que iba bien hasta que vi el resultado de la masa antes de meterla al horno, revisando la receta me di cuenta de que, por despiste, había mezclado dos recetas y no sólo los ingredientes sino que también la preparación… vamos, un caos había hecho, pero yo continúe y la metí en el horno. Cuando llegó mi madre sólo dije que le había elegido una tarta “especial” para su cumpleaños, así que ella la probó sin más. Aún recuerdo su cara de horror al saborearla pero, eso sí, me dijo que estaba rica… Una mentira piadosa que en ese momento me creí y que, aunque una mala experiencia en la cocina, me animó a hacer cada año la tarta.
He de decir que esta anécdota tendrá unos ocho años y que desde entonces, es tradición en mi casa que prepare yo muchos postres así como el arroz con leche, tarta de queso o bien la famosa Tarta de Santiago.
Un poco de historia…
Se trata de una receta típica gallega, concretamente de Santiago de Compostela (capital de Galicia). Esta ciudad es famosa, entre otras cosas, porque es un importante núcleo de la peregrinación cristiana. Sin duda, de esta hermosa ciudad destaca la Universidad y su catedral (Foto 1) dedicada al Apóstol Santiago, ya que se dice que su tumba se encuentra allí. Si como yo sois amantes del arte, hay mucho que ver: Pórtico de la Gloria, torres, fachadas, etc. Si algún día visitáis esta hermosa ciudad, os recomiendo también que os paséis por la Universidad (Foto 2).
Y volviendo al tema gastronómico, debo mencionar algunos platos y postres típicos gallegos: Pulpo a la gallega (polvo á feira); Empanadas gallegas, Callos, Caldo gallego, Cocido gallego, Bica, Filloas, Leche frita y por último, la que os traigo hoy, Tarta de Santiago.