Mi adolescencia transcurrió en gran parte dentro del grupo parroquial de San Martín de Porres, en el barrio de Belgrano, donde forje muchas de mis amistades de las cuales tengo muy buenos recuerdos y amigos que he vuelto a encontrar gracias a las redes sociales en este último tiempo, con gran alegría.
El colegio, en cambio, donde generalmente uno hace sus primeras amistades, no fue uno de esos lugares disfrutados. Estudié bachillerato nacional bilingüe, aunque debo admitir que me hubiera gustado más una escuela técnica o algo similar.
No me arrepiento de mis estudios, pero de haber sido de otro tipo hubiera sacado más provecho de mí mismo. Tarea que unos cuantos años después (unos cuantos), estoy dedicando tiempo para poder sacar lo mejor a la luz.
También, hice mi paso por la universidad, en diseño gráfico, aunque quedó trunca.
Me gustaría volver a estudiar, pero algo más afín a lo que hago ahora. Tal vez Bellas Artes o quizás algo que tenga que ver con el diseño y el espacio. No creo que arquitectura, aunque esa ha sido siempre una asignatura pendiente, pero podría ser diseño de interiores. No lo sé con exactitud.
—¿Y qué me dices acerca de tu familia?
—¿Mi familia? Casado hace ya once orgullosos años, con una mujer increíble, que me aguanta algunas veces cada cosa… Y una belleza de hija que cumplirá diez en enero del 2011. ¡Jaja! Es cierto no anduvimos con rodeos a la hora de tener descendencia. Pero sólo una, pues nos dio bastantes sustos, los ocho meses de embarazo.
—Háblame de tus gustos... hobbies, por ejemplo.
—Me gustan muchas cosas, de las cuales algunas las disfruto y, otras en las que intento participar de alguna manera. La música, es una de las cosas que saboreo mucho. He aprendido con el correr del tiempo que se puede y debe escuchar de todo, aunque tengo mi corazoncito en el rock sinfónico y aledaños. Pero si, escucho desde clásico en adelante. Y en distintos idiomas, incluso cuando no se entiende la letra (si bien, trato de conseguirlas traducidas).