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118Pág.Rincón policial El inspector Carrados "... y los futuros detectives"

 

Carrados hizo una seña a los dos estudiantes de la Escuela de Investigaciones que, expectantes, estaban fuera del quicio de la puerta y perentoriamente les señaló un lugar, entendieron que desde ahí podían observar, sin moverse ni tocar nada.

—Sitio de Suceso cerrado, se trata de una oficina…

Su voz tomó la misma monotonía del médico, mientras describía parte por parte, en forma ordenada hasta el último detalle. Todo era anotado en la tablilla por el ayudante,  que lo seguía a un par de metros para oír mejor. Se rozó el mentón, repasó mentalmente todos los pasos obligados del  Sitio del Suceso y acto seguido preguntó hacia fuera:

—¿Dónde está quien lo encontró?
Entró un hombre de unos 50 años, algo grueso y muy pálido.
—Su nombre y relación con el fallecido.
—Carlos Gajardo Muñoz,  conductor y jardinero de don Juan  Estrada desde hace  seis años.
—Esa  arma ¿La reconoce?
—Se parece a su revólver que acostumbraba a portar.
—¿A qué entró al despacho de don Juan?
—Me pareció que me llamaba, la puerta estaba  sin cerrojo. Yo sabía que iba haber un pequeño torneo de tenis  entre amigos en la cancha del fondo de la propiedad. Creí  que me iba a ordenar algo al respecto; cuando entré lo vi con el arma en su sien y no pude evitar que se matara. Francamente aún no entiendo por qué lo hizo, era un triunfador en la vida, después de ser tan conocido como uno de los mejores jugadores a nivel mundial…
—Por favor, limítese a responder  las preguntas, sabemos quién fue él.

La oficina estaba llena de trofeos y fotografías con otros famosos del tenis. Hizo una seña a los aspirantes a Detectives, pero siempre advirtiendo que no quería sus huellas en ningún mueble. Con curiosidad observaron fotografías donde se aprestaba a dar su famoso saque  derecho, un siniestro imparable al decir de los entendidos. Entró un funcionario hasta la puerta y anunció la llegada del Fiscal, quien debe dirigir la investigación. Mientras tanto los sagaces y entrenados ojos del Inspector se posaron en las fotos,  ya la autoridad judicial entraba lentamente observando todo, Carrados habló a los muchachos.

—Señores, sabemos que no debemos adelantar juicios precipitados. En forma extra oficial ¿Qué creen que pasó aquí?
—Un suicidio, por supuesto, señor —casi al unísono contestaron.