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126Pág.Algo que contar Marimbas del Estado de Oaxaca

 

 

Fred Schmidt

 

Marimbas del Estado de Oaxaca

Algunos kilómetros al sur de Oaxaca paré mi escarabajo alquilado para repostar en la gasolinera de al lado. Me disponía a continuar mi viaje, ya sentado, cómodo al volante, cuando apareció un joven, pidiéndome que lo llevara conmigo un trecho, unos sesenta kilómetros. Se presentó. Se llamaba Gabriel Sampien García. Me pareció simpático y rompió mis costumbres de no llevar nunca autoestopistas cuando estoy de viaje solo en el extranjero. ¡No lo he lamentado!

Era un muy agradable compañero de viaje y platicamos un buen rato de la vida, yo era profesor y él maestro de escuela. Me enteré que  enseñaba en el sur y cuando estaba regresando a Oaxaca por las vacaciones para Pascua, había tenido una avería del motor y debió dejar su coche en un taller, junto a la carretera, de camino. Cuando se apeó al llegar al taller donde iba a retirar su coche, me dio un papel con su número de teléfono: “¡Cuando vuelvas a Oaxaca, llámame! ¡No lo olvides!”, me dijo.

Sin pensar más en eso yo seguí mi viaje rumbo a Chiapas: Tuxla Gutierres, donde me permití pernoctar en un hotel muy cómodo de estilo mexicano. San Cristóbal de las Casas, donde luego me alojé en un hostal muy barato y regalé mi sombrero a un indígena.