La experiencia de Quiroga,
el laburo del polaco,
con la marca de Trossero
y el cierre del peruano,
Oh Independiente, oh oh oh oh Independiente, oh oh oh oh etc
En el banco de suplentes
está el siete Saggiorato,
el arquero Alfredo Gay
y el defensor Bertolé.
Este es Independiente
con todos sus jugadores,
este es Independiente,
este es el gran campeón!
Oh Independiente oh oh oh oh etc..."
Espero que desde entonces que contaba con unos 13 años, mi poesía y prosa hayan mejorado algo...
—Sin duda Esteban, pero debo decirte que ¡no lo hacías mal entonces! Mi familia de Buenos Aires seguramente te estará aplaudiendo: ¡todos fans de los “diablos de Avellaneda”! Bien, ahora sí entramos en tema. Cuéntanos un poco acerca de tu niñez, tu familia. Naciste en Uruguay, luego hubo un breve paso por la Argentina...
—Nací en mi casa..., la partera llegó tarde. Familia de clase media, más bien humilde. Mi padre empleado público y luego taxista. Mi madre maestra rural y luego protésica dental. Con sacrificios me mandaron a una escuela privada, La Scuola Italiana, para que fuera bilingüe de niño, cosa que se consiguió. Los compañeritos me recuerdan dibujando todo el tiempo. Mi primera pasión fue el dibujo. Dibujaba todo, en todas partes. Sobre todo gladiadores y soldados romanos. A los 10 años fuimos a vivir a casa de mi abuela paterna. Un año más tarde, por motivos políticos (el golpe de estado en Uruguay fue en 1973), nos radicamos en Buenos Aires en marzo del ‘75. Recuerdo que al llegar leí en el diario El Clarín que River le había ganado a Unión de Sta. Fe 4 - 2. Todo fútbol, siempre fútbol. Vivíamos en plena Avenida 9 de Julio pero en un cuchitril. Más sacrificios de parte de mis padres, otra escuela privada, el Rawson. Me sentaba al lado de un tal Jorge... ¡¡¡tu esposo!!! Argentina corresponde a mi apropiación del mundo: andando solo en las calles, tomando el subte, haciéndome “la rata” (latando, en España) en los parques, jugando en las plazoletas de la avenida más ancha del mundo...