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17 Pág. Música Esteban Isnardi

 

Es una de las 3 ciudades en el mundo, con Viena y Nueva York, donde está implantada la ONU y demás organizaciones internacionales. Es una ciudad con tradición de asilo político, de eso sé algo yo, o sea que con todo eso hay un ‘melting pot’ (crisol) cultural fascinante. Si hubiera llegado a la Suiza profunda, ¡hubiera huido hace rato!

—He visto los vídeos de unas clases, he quedado asombrada por ver lo multitudinarias que son. Eres coreógrafo, bailarín, profesor... ¿Cuál de todas estas actividades te ha dado más satisfacciones?

—Sin ninguna duda la de bailarín. Dar clases y sacar buena a gente ‘a priori’ poco dotada es una bendición. Hacer que se superen los talentosos es un goce. Coreografiar minutos de baile y verlos plasmados en el escenario de las máximas competencias es una gracia. Pero no se compara con el estar allí, presente, moviéndose, recibiendo el calor de la asistencia.

—¿Los europeos son muy receptivos a los ritmos caribeños?

—Tratan. Les gusta. Yo tengo cada vez más dificultad con las generalizaciones. Eso de que en todas las ollas de cuecen habas..., ¿no? Los hay receptivos y los hay menos.

Tuve varios morenos, africanos que supuestamente deberían tener el ritmo en la sangre, bastante malos o malos a secas. Y suecos excelentes. Alemanes eximios. Diré solamente que estos ritmos no hamacan la infancia de los europeos.

—Al conocer acerca de tu profesión artística (por Jorge) jeje, me remití a tus páginas de Facebook, en la que cuentas con un gran número de seguidores. En algunas webs de eventos como los campeonatos de Salsa de Genève, por ejemplo y en periódicos de los sitios donde competías. Inclusive has participado en reportajes y programas de televisión. Estamos frente a una figura importante. ¿Cómo se sobrelleva toda esa fama? ¿Notas que todas las mujeres quieren ser tu pareja de baile... y los señores, te miran con un pelín de celos?

—(Jajaja). Este párrafo será algo gracioso. Fama en el mundillo de la salsa, sí.

Pero por la calle la gente no me detiene para sacarse fotos conmigo... bueno, eso me sucedió en septiembre en Uruguay, porque la productora que me llevó logró que me entrevistaran y que bailase en 4 canales de televisión ¡en 6 días! Pero mi cotidiano no es ese.