o, sabios repentinos, discurrir
acerca de causalidades
sentados en el bar,
en el bar de la esquina
donde, si nos dejaran, no sólo arreglaríamos
el mundo y la condición humana
sino que cambiaríamos
incluso el mapamundo.
—Dejando, eso sí,
siempre nuestro país
en su esquina habitual.
(Esteban Isnardi, 2002)
R. O. DEL U.
(República Oriental Del Uruguay)
Rueda que rueda... ¿Qué?
¿La rueda? Sí.
La Rodelú.
Rueda que rueda por el mundo
la cuarta rueda (3 millones
están adentro y uno afuera)
la cuarta rueda del país.
Rueda que rueda, sola, errante,
la cuarta rueda por las calles
extranjeras
hasta que ya cansada
de rodar sola,
para nada,
se incorpora
a algún vehículo extranjero,
de buena marca obviamente
puesto que es extranjero.
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Pero las demás ruedas desconfían
y muy rápidamente le echan la culpa
del mínimo defecto.
Y a veces quizá
no les falte razón.
Porque la rueda, esa rueda, nuestra
rueda
no tiene el mismo andar.
Anda con el rodar
de nuestra marca Rodelú.
Y mientras tanto, al país,
al país de la rueda,
las tres restantes,
las que quedan,
lo llevan adelante
como pueden,
subsanando
la falta de la cuarta
con un inverosímil,
casi malabarístico sentido
del equilibrio.
Y así es que rueda
que te rueda. ¿Qué?
¿La rueda? Sí.
La Rodelú.
Rueda allá adentro.
Rueda acá afuera.
A la de acá le faltan tres.
A las de allá
les falta uno.
(Esteban Isnardi 2001) |