De todas las emisiones que recibimos del Sol, esta es una de las más preocupantes para la vida en la Tierra, en este caso la capa de ozono es un factor esencial para prevenir los efectos que pueda causar.
Al igual que los rayos infrarrojos, no es visible para la mayoría de mamíferos
, aunque sí para animales como las abejas, y sus efectos sobre la piel a corto plazo no se ven tan claramente.
En cambio las consecuencias de su exposición excesiva a largo plazo son desastrosas ya que altera las moléculas de ADN lo que puede dar como resultado un cáncer de piel.
Por suerte, como ya se ha mencionado antes, la capa de ozono que se encuentra en la parte alta de la atmósfera supone una efectiva barrera de protección
. Aquí la radiación UV impacta contra las moléculas de oxígeno rompiendo su enlace y formando oxígeno atómico que puede reaccionar con otras moléculas de oxígeno y forma más ozono.
Otra forma de bloquear estos rayos perjudiciales es por las nubes de desarrollo vertical llamadas cumulonimbos. Pero también hay que tener en cuenta que existen varios tipos de radiación ultravioleta que tienen diferentes efectos sobre la salud y no son igualmente atenuadas por la atmósfera. Se pueden distinguir tres tipos: