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114 Pág. Escritores Juan Carlos Merino

Por Juan Carlos
Merino

 

 

La siguiente mano de la baraja

 

 

El bosque frondoso se extendía alrededor como una telaraña recién creada, en un ir y venir de árboles, matojos y  vegetación diversa que ayudaba a calmar  el espíritu, invitando a la mente a iniciar un viaje más allá de la dura realidad cotidiana, como por ejemplo, hasta aquella mañana del alistamiento, tan lejana ya que, allí en una guerra olvidada, resultaba intemporal, carente de sentido.

Lo cierto es que, ausente o no de la realidad, no tenía muy claro lo ocurrido en el transcurso de las últimas jornadas, tan solo que uno de los dos bandos había lanzado una ofensiva para hacer retroceder al otro, alcanzando finalmente el combate un punto de estancamiento que permitió a los agotados soldados tomarse un respiro. Solo algunas unidades de exploración como la suya continuaron en activo, con la misión de entrar  en contacto con la vanguardia enemiga y tantear su predisposición a la batalla. Sin embargo, en esta ocasión fueron localizados primero.

Recordaba poco más, un intenso bombardeo, una marcha en retroceso, un impacto cercano y el despertar solitario en mitad del bosque. Al menos pudo recuperar su rifle reglamentario así como el resto de su equipo, incluida su querida baraja de cartas de la suerte.

La baraja de la suerte. Tenía la costumbre, tras un complicado día, de barajar los naipes una y otra vez para poder calmar el temblor de las manos provocado por la inagotable tensión.  Muchos le decían que estaba loco, que le traerían mala fortuna pero se negaba en rotundo a deshacerse de ellas. De alguna manera resultaban ser un ancla para su cordura, un faro que le marcaba el rumbo dentro de tanta destrucción y dolor.