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123 Pág. Escritores Magda R. Martín

 

*En siguiente cuento, obtuvo una Mención en el Concurso Homenaje a Jorge Luis Borges, realizado por la revista Mandala Literaria.

LAS VACACIONES DE MARUJITA

Sentada bajo el castaño, Marujita leía el cuento de “Alicia en el país de las maravillas”.
“Tengo muchirrísima prisa, tengo muchirrísima prisa…”, -decía el conejo blanco mientras miraba su reloj de bolsillo-…  Marujita cerró el libro y pensó. 

Se encontraba cansada, adormilada. La tarde veraniega acercaba la suave brisa que llegaba desde el mar hasta la casa donde pasaba sus vacaciones. “…tengo muchirrísima prisa…”, repitió en silencio y se le ocurrió pensar en la prisa, ¿qué era la prisa? ¿Por qué era necesario correr para realizar un montón de cosas? Cosas para las cuales no

había tiempo suficiente… ¿y qué era el tiempo?   El tiempo estaba allí, con ella.  Marujita lo vistió de azul porque era un color bonito. Era suave, aterciopelado, blandito…, se dejaba manejar y era el mejor amigo del mundo. Cerró los ojos, se puso a su lado, le agarró una mano delicada y pequeña, parecida a la de un niño y le preguntó:

—¿Qué eres en realidad?

El tiempo, la miró con sus ojos grandes, oscuros, profundos como un pozo sin fondo porque allí dentro se encontraba la eternidad y respondió:

—Puedo ser lo mejor y lo peor del ser humano, siempre estoy con vosotros aunque no lo sepáis ni seáis conscientes de mi presencia, sin embargo, continuamente me estáis nombrando. Me habéis inventado vosotros, los humanos, porque, en realidad, sólo existo en vuestras mentes y me habéis hecho tan necesario, que no sabéis vivir sin mí.
—¿Y para qué sirves?  —le preguntó Marujita al tiempo mientras éste se envolvía y desenvolvía a su lado como si fuera una ola del mar.

El tiempo, volvió a mirarla, esta vez con una sonrisa y le dijo: