Casi todos los modelos económicos actuales se basan en producir más, para ganar más dinero, para comprar más materia prima que permita producir aún más y ganar de nuevo muchísimo más dinero. Pero todo esto se basa en la estúpida presunción de que la capacidad para la obtención de materias primas es ilimitada. La ecuación es sencilla. La población y el consumo crecen sin límite, pero los recursos que nos ofrece el planeta son limitados.

¿Y por qué debería preocuparnos esto? Pues simplemente porque se acaba. No hay más. Y lo peor de todo es que es fácilmente evitable. La naturaleza dispone por sí sola de la capacidad para regenerarse, que junto a los conocimientos y técnicas actuales, podrían satisfacer nuestras necesidades sin tener que cometer atrocidades como las que se vienen cometiendo desde siempre. 

*Pesca de arrastre: rasurando el fondo marino desde el siglo XVII

La pesca de arrastre es sin duda la que tiene que encabezar esta lista de atrocidades.

Consiste básicamente en extender una enorme red que es remolcada por dos barcos. 

Esta técnica arrasa todo lo que se encuentra a su paso; atrapando a todo tipo de seres vivos, incluyendo a aquellos que por su tamaño no se pueden vender, o incluso a especies protegidas. Gran parte de estos animales mueren de agotamiento en la parte final de la red antes incluso de haber subido al barco. Pero lo peor, sin dudarlo, es que estas redes suelen ir a ras del fondo marino, acabando con toda la vegetación, e impidiendo así la regeneración natural del ecosistema. Esta manera tan salvaje de obtener alimento, depredadores, vendría a ser como atar una red metálica a dos camiones e ir arrasando un bosque durante horas.

*Pesca con explosivos; dinamitando el arrecife

La segunda muestra de la barbarie humana en la pesca es la pesca con explosivos. No hay mucho que explicar, el método es sencillo. Se tira la carga y la explosión, cinco veces más potente dentro del agua que en la tierra, destroza los tímpanos y los órganos blandos de los peces que se encuentren alrededor.