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105Pág.Escritores Magda Rodríguez Martín

 

AÑORANZAS 

VIDA DE UNA ANCIANA

En tu vida sólo caben ya las añoranzas. Eso sucede cuando la vida se alarga, años y años pasados, dejaron la juventud olvidada y ahora, en la vejez, son tan solo nostalgia que llega al abrir los ojos cada mañana, en sutiles humaredas de niebla que te envuelven en recuerdos pasados, son cosas que una vez fueron.

Recuerdos de ríos largos, caudalosos, o riachuelos callados, rumorosos entre el bosque de castaños. Paseos por encinares en días muy soleados de risas y bellos sueños de esperanzas que entre las ramas verdes de los sauces se quedaron prendidas como lágrimas dichosas poco a poco transformadas en triste duelo. 

Es la vida de una anciana, vida de memorias, de añoranzas, de cantos que ya se fueron robando la juventud que vivió, momentos de ensueño.

Es hora de la quietud, del sosiego, la comprensión, el silencio… Sobran todas las palabras, solo quedan recuerdos, de algo que un día fue, hermoso sueño transformado en humo elevado al cielo mezclado entre nubes, brillantes estrellas y aquel lucero del alba tantas veces observado cuando la juventud despertaba en arrullos de amores que se creían perpetuos.

Los años cayeron lentos, entre sus manos trajeron risas y lamentos, despiadados se fueron llevando esos amores que se creyeron eternos y dejaron una ancianidad solo llena de recuerdos.

Las risas se escondieron, ya no te pertenecían, eran de juventud no de viejo… cambiaron por añoranzas, por memorias de años pasados, de días que se vivieron y en el camino dejaron cruces, rosas y lamentos.

La vida es así, ahora lo sabes, no hay engaños, todo es cierto, acéptalo y vive plenamente lo que te quede en el tiempo. Guarda entre transparentes sedas lo vivido ya en la juventud para rememorarlo en el momento en que las añoranzas vuelvan a herir tu corazón con aquellas alegrías perdidas, solo piensa que alguna vez, existieron…

 

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