Preguntas Pregunté a la luna por tu nombre. Cuestioné a Orión por tu belleza. Interrogué al diamante sobre el brillo de tus ojos; interpelé al viento, por tu voz. Demandé de la tierra el sabor de tu vientre. Averigüé en antiguos papiros, los ritos de tu memoria. Curioseé entre las flores, el olor de tu cuerpo. Consulté tus palabras con los viejos dioses.

Llegando a la conclusión de que eres quién deseo; la deidad donde se dirigen mis más íntimas pasiones. El corazón que bombea la sangre de mis venas, los labios donde quiero que repose mi nombre. El estante de vida donde apoyar mi cabeza, el rincón solitario, crepúsculo de mi norte. La cueva donde habitan mis más bajas pasiones, el final del camino donde pasar la noche.

 

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Teorema Con tu cuerpo y el mío  formando el símbolo del infinito, multiplicaré tu rostro por tus dulces quejidos; potenciaré tus deseos con el número de mis dedos hallando la raíz cuadrada de todos tus anhelos. Quebraré mi cintura en posturas chinescas, para llegar al proceso de descubrir tus esencias. Restaré a las horas, los minutos perdidos para potenciar con mis besos de tu corazón, sus latidos.

Descubriré la incógnita que da vida a tus pensamientos, buscando la formula exacta que descifre tus pechos. La línea recta, que una tus sentimientos con mi memoria, el triangulo equilátero que formamos tu, yo y la gloria. Calcularé con mi lengua los centímetros de piel que hay entre tu monte de Venus y tu rostro, mujer; cuando la tarde caiga entre números enteros, vigilaré tu sueño, teorema de todos mis deseos.