Eduardo Jaime Carvajal Olate,  oriundo de Concepción, ciudad ubicada al sur de Santiago, capital de Chile.  Hijo de minero del carbón,  fue criado junto a su hermana melliza en casa de unos afortunados tíos que habían sacado un buen bote con la lotería, lo que les permitió tener una vida holgada y disfrutar de algunos privilegios.  Jaime encontraba apasionante recorrer los bosques de la Cordillera de Nahuelbuta, contemplar la flora y la fauna y hacer vida al aire libre.  Pero su vocación por ser detective le alejó de la naturaleza, para asistir a la Escuela de Investigaciones Policiales de Santiago.  El ejercicio de su profesión con los años le dio excelente guión para crear algunas de sus tantísimas historias que plasmaba en relatos y cuentos, por supuesto, cambiando identidades..., por obvias razones.

Nos ha contado que  mucho de su quehacer literario se basa en propias vivencias, salvando sus obras con trasfondo de ficción o picarescas. Desde pequeño le ha gustado escribir sobre diferentes temáticas, sin embargo, su capacidad de abstracción, le ha permitido destacarse escribiendo fábulas, donde recrea situaciones utilizando personajes extraídos de  la naturaleza, ejemplificando  el comportamiento humano.  No solo son  para entretener, sino para dejar reflexiones: una moraleja por cada historia.

Este joven de casi 70 años, de carácter alegre, agudo y con una simpatía arrolladora; poseedor de una sensibilidad que se percibe en cada obra y hace mella en quién le lee. Tanto puede hacer llorar, como reír.  Su carisma, sensatez; todo ese bagaje de valores,  un estimulante entorno familiar,  donde el amor y el respeto se palpan. Ese amor por sus raíces, por su amante esposa y sus tres hijos. El recuerdo de ese gran amigo de la juventud que le animó y empujó a entregarse a lo literario, han forjado a Jaime Olate como el buen hombre y excelente escritor que es. Hay mucho más que contar, pero me gustaría que descubran por sí mismos al hombre tras el autor.

Señoras y señores, a continuación la obra de Jaime Olate.