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Abuela Xanino
por Magda Rodríguez Martín
Los Cuentos de la Abuela Xanino
 
 

Tadeo no la había invitado a la fiesta, pero se arriesgaba a ir porque además de que le llevaba un bonito regalo comprado al topillo Pitymy en su tienda “Todo es un Chollo”, Milagritos sabía que también estaba enamoriscado de ella pero como era muy tímido no se atrevía a confesarlo.

Lo de la fiesta se lo había dicho en secreto su amiga la lagartija Trapisondas que era una metomentodo y una cuenta chismes, pero como siempre la tenía informada de los sucesos del jardín, Milagritos la consideraba su amiga, aunque siempre que la veía a Trapisondas le faltaba tiempo para decirle que estaba cada día un poco más gorda.

Como quería casarse con el caracol Tadeo, Milagritos fue a comprarse un gorrito con pompón para ser la más guapa de la fiesta, porque con el frío que empezaba a notarse, las orejitas se le quedaban heladas y muy coloradas y eso la afeaba mucho.

Así que, se puso el refajo de los domingos, las botitas de charol, se pintó un poquito los morritos con lápiz de labios de los modernos que tienen brillo, cogió su bolso he­cho de cáscaras de castañas, el regalo de Tadeo, una tarta de cumpleaños horneada por ella misma, se encasquetó el gorrito con pompón, y más contenta que unas pascuas se fue a pasar la tarde a casa del caracol que vivía en el girasol de la parte baja del jardín, donde empiezan las escaleras que llevan al garaje.

Milagritos vivía debajo de la tapa del desagüe del parterre del jardín, según se entra a mano derecha y aquel día como había llovido a cántaros, cuando se levantó, tuvo que ponerse el traje de baño con calabazas regalo de su abuela la Tortuga Ni­colasa, para no hundirse en el agua que había inundado su casita y poder desaguar­la, pues hay que decir que Milagritos, no había aprendido a nadar.

 
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