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Abuela Xanino
por Magda Rodríguez Martín
Los Cuentos de la Abuela Xanino
 
 

La pobre Milagritos como no veía ni oía nada, no sabía si alguien la escuchaba o no y al sentirse tan abandonada,   afortunadamente se desmayó.

Y digo afortunadamente, porque resultó que en el tejado de la casa, se encontra­ba el portero de la finca limpiando los canalones para que desaguaran bien y evitar las inundaciones que los vecinos temían.

Y una vez limpias las cañerías, comenzó a echar agua con un cubo para terminar de quitar los restos de suciedad. Y allá fue Milagritos tubería abajo, revuelta entre barro, restos de comida, pajaritos muertos, hojas, piedras y vaya usted a saber qué más cosas. Menos mal que no la tiraron al contenedor de basuras porque, no se sabe bien el motivo, pero el portero al verla, la cogió por la colita y la apartó dejándola entre la hierba del jardín.

Se despertó vendada de arriba abajo en una cama de hospital. Alguien le agarraba su manita, y cuando miró con sus ojos morados que parecían dos pelotitas para ver quien la sujetaba, vio al caracol Tadeo más triste que un funeral, que la miraba des­consolado. Al verlo junto a ella, Milagritos se olvidó de todos sus males. Se incorporó todo lo que pudo, agarró por el pescuezo al caracol y le dio un besazo de esos de agárrate y no te menees y luego, no se sabe si de la emoción o del dolor, perdió el conocimiento.

Ni que decir tiene que cuando la babosa Milagritos se curó de sus heridas, hubo una gran boda en el jardín y la lagartija Trapisondas tuvo tantos chismes que contar que fundó una Revista del corazón que tituló: “ Dimes y diretes del jardín de Milagri­tos”. Y todavía hoy, si encontráis en un jardín una hoja de papel de periódico que tapa algún desagüe, quitarla enseguida porque, además de que ayudáis a que permanez­can limpios, es posible que sea una hoja de la Revista “Dimes y Diretes” y podáis leer algún chisme interesante sobre la babosa Milagritos porque, a partir de aquel día, se hizo famosa... ¡De verdad!

 
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