Son interesantísimos porque al principio del cristianismo había dos corrientes: una, la más clásica y tradicional, que era la de Pablo y Pedro, y otra que era la de los gnósticos capitaneada por María Magdalena, que también tenía varios evangelios.
Había una diferencia fundamental entre estas dos corrientes. La de Pablo y Pedro, consideraba que la salvación venía a través de la fe y que el mal del mundo venía por el pecado. Los gnósticos —filosofía de origen griega—, decían que el mal venía de la ignorancia y por lo tanto la forma de rendirse era el conocimiento. Filosofía, a mi juicio, mucho más fiable, por mostrar al Nazareno como un hombre de carne y hueso, tan mortal como cualquiera, aunque eso sí, de una dimensión moral y espiritual extraordinaria.
La Iglesia, manipuladora, se había empeñado obcecadamente en presentar a un Jesús célibe, a pesar de que todos los datos, siempre según los ocultistas, apuntan a que, casi con toda probabilidad, aquel gigante galileo estuvo casado con María Magdalena, con la cual tuvo al menos un hijo.
La norteamericana T. Malarkey apunta todos estos datos no sólo a través de las sospechas de asesinato por parte de Gemma Bastian, sino también a través de otros personajes (repito, completamente ficticios), como son un amigo de su padre y sus dos hijos, Michael y Anthony.
Pronto, Gemma se siente atraída por ambos, aunque será Anthony quien le ayudará a investigar lo ocurrido.
“Malarkey es una escritora con duende, con un agudo sentido de la situación”. Según The New York Times.
Duende, magia, misterio y el absoluto autoconocimiento de que Dios está en la consciencia del hombre:
“…Aquel que beba de mi boca será como yo. Yo mismo me convertiré en él, y las cosas ocultas le serán reveladas”.
…Y dijo Jesús: