Ha dedicado parte de su vida en investigar los diferentes tipos de arcillas que provee su tierra y dónde localizar esos sustratos. Aprendió a hacer sus propios hornos, al estilo nativo y ha hecho una alianza con el fuego, de ahí su denominación ranquel: Kütralton... “La que alimenta y mantiene el fuego”. Ella cuece sus obras sobre las mismas flamas, quienes le dan un matiz y personalidad única a cada pieza... El fuego es su cómplice, quién le pone el broche de oro a sus obras.
Sin embargo, me gustaría que ella, con sus propias palabras, desvelara quién está detrás de Kütralton.
—¿Quién es Cristina Fiorucci?
—Es una persona sensible, que se conmueve por todo… Seducida totalmente por el paisaje pampeano, sus colores, las texturas, la inmensidad…
—¿Cómo llegaste a sentirte tan vinculada al barro, hasta el punto de hacer de esa pasión tu vida?
—Cuando amasé por primera vez el barro con los pies descalzos… Algo se encarnó adentro mío, de a poco y sin darme cuenta la cerámica se adueñó de mi rutina y pasó a formar parte mis proyectos.
—Tienes familia y como madre, habrás tenido que optimizar tus tiempos para compatibilizar tu intensa actividad con una casa y criar a los niños.
—Madre y esposa, amiga, hermana, hija, todos esos roles se fueron adecuando para que no compitan con esta gran pasión.
Mis amores, mi entorno, encontraron que si dedicaba el tiempo que necesitaba para ocuparme de la cerámica, devolvía una mujer plena, como madre, esposa, hermana, amiga, etc. Dueña de mis fracasos y de mis aciertos.
—Entonces, ¿podemos decir que has tenido el apoyo absoluto de la familia?
—Apoyo y el estimulo para vencer los obstáculos, y para encarar los proyectos más delirantes.