Con su voz dulce y misteriosa,
con irresistible fuerza me cautiva.
Hacia ti, mi añoranza me empuja con delicia,
te quiero, te amo, mi linda Galicia.
Las diosas
Las diosas nunca tienen afección.
Se hacen adorar sin prometerte nada,
sin darte ni pizca de favor, ni de tutela
ni garantía alguna de protección.
Los creyentes se pueden prosternar,
ellas quedan lejanas e inmóviles
en parajes aparte y muy difíciles
de comprender y aun de divisar.
¡Cuídate de las diosas! Son fantasmas
inventados por los creyentes mismos.
Nunca existen esos seres supremos
en reinos celestes, regiones hermosas.
¡Creer en diosas es confusión, locura!
La mujer terrestre, felicidad te procura.
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La Luna
La luna despacio salía, se levantaba.
En la ladera de la cumbre, con riesgo,
a los contornos brillo de plata sacaba,
seguía adelantándose al sesgo.
Igual que una rodaja de limón
a ojos vistas se acrecentaba.
Luminosa, presentaba su ascensión,
sobre el horizonte, majestuosa.
¿Habrá alguien en cualquier parte
que contempla como yo su subida,
su claridad dulce y descolorida?
¿Habrá alguien de noche muy tarde,
quién pensando en mí, la mira?
Ninguna respuesta la luna me inspira.
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