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Hoy es un día raro.
Las golondrinas vuelan,
debajo de la tierra
las nieves ríen su agua.
Yo camino sola,
entre el rojo y el azul,
en veredas caprichosas.
No hay ya libélulas
que alumbren mi camino.
Están ciegas del alma.
Muertas en su vaina.
Con las alas plegadas.
Yo camino, donde.
No se es el destino
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El ángel extendió sus alas.
Rozando corazones
con sus puntas aladas,
a su paso abrió canales
de agua y sentimientos.
Dejó que su cuerpo
fuera aire.
Azul de partículas de vida.
Y voló sin miedo, |
cruzó almas,
traspasó los cielos
hasta que bajó a tus manos.
Y lo volviste palpable
visible a los ojos.
Deslumbrante de luz,
blanco de alma,
puro y hermoso.
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Dulce mal trago me llamaste
y de fondo, las luces de neón.
Y tú y yo bailábamos,
borrachos de amor;
sedientos, hambrientos.
de saber a qué sabían nuestras carnes.
Y te miré.
Vi que me amabas
mientras dibujabas en mi ombligo
círculos hipnóticos.
Me besaste.
Rozaste tus alas...
Libélula azul fuiste en mis labios
y yo tu triste Cleopatra
de ojos nocturnos.
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Soy un problema indescifrable.
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