Este título es un clásico. ¿Quién no ha jugado alguna de las entregas de Prince of Persia, pasando por el primero de 1989 hasta el último de este mismo año, hecho como parte de la que antes era la trilogía de las arenas del tiempo, ahora tetralogía?

Sin duda, las nuevas tecnologías y técnicas convirtieron cada nueva entrega en una novedad, si bien algunas historias no superaban las expectativas. Pero eso es un tema aparte, el de las secuelas de videojuegos exitosos. Ahora entramos en otro tema: las adaptaciones de los juegos a la gran pantalla.

Desde aquella adaptación de “Super Mario Bros.” al cine, terrible fracaso, no han parado de hacerse películas tomando como idea base un videojuego popular.

Muchas de ellas habrían tenido cierto encanto si uno nunca hubiese jugado los juegos, pero aun así siempre fue inevitable que el público en general reaccionara con escepticismo ante el anuncio de una de estas adaptaciones.

Pasó lo mismo con Prince of Persia, Las arenas del tiempo. Recuerdo que hace unos meses, muchos blogueros y foreros discutían sobre los avances y la información que se revelaba a los medios, diciendo que con seguridad dejaría mucho que desear para los fans del príncipe Dastan. Incluso hubo malos augurios al darse a conocer quién lo encarnaría, el actor Jake Gyllenhaal.

Finalmente, y en mi opinión, la película merecía una oportunidad. Realmente valió la pena verla. Por supuesto, hay diferencias sustanciales entre la adaptación y los juegos.