-Milagritos, sé donde hay un tesoro- y sin decir más comenzó a subir por el tallo de la margarita donde estaba sentada Milagritos para contarle en secreto su descubrimiento.
Milagritos, que era muy curiosona y no se perdía una de lo que pasaba en el Jardín, guardó la labor y se puso las antiparras para oír bien. ¡No! no os asombréis, ya sé que todos sabéis que unas antiparras son unas gafas y eso no se necesita para oír mejor, pero Milagritos así lo creía y siempre que le explicaban un chisme de lo que pasaba en la Sociedad del Jardín, se colocaba las antiparras. Era una costumbre tonta que tenía.
-La Urraca Pica-Pica esconde algo entre el césped que hay en la piscina- le dijo la Hormiga -la he visto hurgando entre la hierba más de una vez y cuando ve que me acerco, se pone a silbar haciéndose la tonta. Si te atreves, vamos ahora que no hay nadie, aprovechando que está la piscina cerrada y lo cogemos y nos lo repartimos.
Milagritos se quedó pensativa durante un rato. A ella no le parecía bien coger algo que no le pertenecía, aunque todos sabían que a las urracas eso no les importaba demasiado, porque vivían de esas cosas. Pero se acordó que su vecina la Oruga Doña Pelitos, estaba pasando un mal momento económico porque a su marido le había llegado el momento de la jubilación y ya no trabajaba
. Se pasaba el día durmiendo envuelto cada vez un poco más en el capullo de seda que estaba formando para poder ser una crisálida y transformarse en mariposa y Doña Pelitos como tenía que alimentar a siete gusanitos que todavía le quedaban por criar, la pobre lo estaba pasando fatal. Así que Milagritos pensó que, si de verdad había un tesoro en el jardín, la que más se lo merecía era la Oruga Pelitos y allá se fue con Cabezagrande en busca de ese tesoro que decía estaba escondido.
Cabezagrande la guió hasta un rincón del césped que rodeaba la piscina, allí donde empezaba la enredadera que cubría la pared. Empezó a excavar con sus patitas y ayudada de sus poderosas mandíbulas, hizo un agujero en la tierra por donde desapareció.