El primer impulso. Esperamos que otros medios también se animen a brindar ese espacio tan preciado para el desarrollo de los futuros profesionales... “dicho sea de paso”. Bueno, ahora cuéntame, ¿de qué consta el proyecto que les propusiste y cómo trabajaron los temas?
—La propuesta fue realizar afiches como objeto central, donde fijar el concepto del tema a tratar, cada uno lo hizo sobre las diversas variantes y enfoques, según su propia visión y partiendo de sus conocimientos técnicos y el proceso de investigación que previamente realizaron. Buscaron las imágenes que transmitían con más realismo y al punto dicho mensaje. También diseñaron dibujos propios, texto, etc... Resultante: su primer afiche digital. Respaldando el afiche una especie de sinopsis u opinión del alumno, quién expresaba sus conclusiones a partir de su pesquisa y remata el trabajo final con un videoclip, aportando todo lo hecho, más los conocimientos en esa área, dándole su toque personal con la fotografía, un tema musical que le da fuerza al mensaje, y el texto o frase seleccionada. Un trabajo muy intenso por parte de ellos, donde se entregaron de lleno y es sorprendente todo lo que se rescata de sus apreciaciones.
—Lo que me resultó muy acertado fue tu propuesta acerca de enfrentarlos a hablar y exponer su punto de vista sobre toda esta problemática social, tan complicada y que sobre todo a los jóvenes les toca de cerca: la violencia, la sexualidad, los embarazos en adolescentes...
—Sí, eso era un poco apuntar a dos objetivos, si bien les di a elegir, ellos como adolescentes o jóvenes adultos, empiezan a tener una idea nítida de lo que sucede en la sociedad y que serán ellos los que tengan que hacer grandes cambios y obviamente les preocupa y en estos trabajos lo han demostrado y denunciado. De modo que el afiche era esa carta de prevención que ellos, como sus artífices lo hacen público, lo ponen a la vista, dejando su sentir al descubierto. Una especie de “conciencia previsora” que busca abrir la mente de esta sociedad cerrada, ciega y sorda.
—Debo reconocer que me dejaron muy impresionada los trabajos, ya que hablamos de chicos que están capacitándose y me quedé con un detalle: en contra-turnos. Es decir que además de las jornadas normales de cualquier estudiante, dos veces a la semana, acuden a lo que sería este “ciclo de capacitación específica”. Lo que me parece que a estas alturas que allí en Argentina terminan las clases finales de noviembre- principios de diciembre, estarían más que cansados de tanto trajín. Eso lo hace muy meritorio, puesto que ellos de algún modo desean trabajar en pos de ese futuro que necesitan para acceder al campo laboral tan magro que existe en nuestro país, desde hace tanto tiempo.