Esa noche se aprontaron para reírse del joven Carrados, quien con un seco “Buenas noches”, se retiró a dormir. De nuevo los gritos de mujer y todos corrieron al cuarto del Detective, quien los esperaba con su rostro pétreo, pero sus ojos brillaban diferentes, como si riera.
Con un dedo en los labios pidió silencio y abrió la puerta frente a la suya.
Un dormitorio que nadie ocupaba, seguidamente de golpe abrió la gran ventana, señaló con su mano la casa vecina y la brisa nocturna de esa hora trajo claramente el misterio de años.
—¡No, no, nooooo! —Luego casi en un susurro—. Por favor, mi amor me vuelves loca...
Hizo una teatral reverencia, diciendo: "Simple ley física aplicada”. Se retiró sin una mueca en su cara. Los “ratis” se sintieron avergonzados y no podían despegar la mirada de la casa vecina del cerrito.
Con esta anécdota, el Inspector José Carrados inició su fama, gracias a los fantasmas del cuartel.
¡ooooooOOooo!

*Con esta historia, empiezan las andanzas de este inspector chileno, que con su mejor “cara de piedra”, no dejará “títere con cabeza..., ni fantasmas con sábanas puestas”.
Los esperamos cada mes para que conozcan a este personaje que entre ficción y cruda realidad, nos contará sus historias de Archivo Policial.
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