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Escritores
Magda R. Martín
 
 

Magda Rodríguez Martín, también muy conocida en el mundillo de “Letras y algo más”  y otros ámbitos literarios, como “La abuela Xanino”. Un ser especial, entrañable, además de una bella persona y escritora. Su enorme sensibilidad, el amor que es capaz de transmitir a través de cada poema, relato, novela o cuentos para niños, es tan solo una parte de su legado.  No he tenido tiempo aún de conocer todo su trabajo, pero lo que he leído, puedo decir que es magia pura. Una capacidad magistral de recrear esos entornos tan reales, que nos resultan exquisitamente familiares, hasta el punto que nos introduce de cabeza en sus historias. Xanino dibuja con maestría su obra, la vive, la respira... le confiere su propia esencia. Probablemente, sus orígenes expliquen el por qué de Magda, su leit motive.

Nació en San Sebastián (Guipúzcoa), un 29 de Mayo de 1934. Es la menor de ocho hermanos, uno de los cuales le enseñó a leer y quién de alguna manera,  inculcó esa pasión por los libros, siendo ella aún muy pequeña. Allí comenzó su inquietud por la escritura y con solo diez años, le dedicó a su madre su primer cuento. Magda ya estaba atrapada en el apasionante mundo literario y no perdería ocasión de plasmar sus impresiones y esa fecunda imaginación en papel, pero lamentablemente, todo terminaba en la papelera. Aún así, esa llama nunca se extinguiría, más “su momento” debía esperar.

Como toda joven muchacha, se enamoró y se casó.  Llegó a ser madre de siete hijos, pero tempranamente le falleció una niña.  A pesar del duro golpe, aún tenía por delante una gran familia y una casa que atender.

Al quedar viuda en el año ’92 y con sus hijos ya mayores, retomó de lleno su gran pasión: había llegado el momento para sumergirse de lleno a escribir.  Su amor por las letras, pero sobre todo, por la riqueza del lenguaje, la lleva a buscar perfeccionarse en usarlo plenamente, con estilo y corrección.  Entre los años ’93 y 95, asistió a un taller de escritura en Madrid, hecho que le cambiaría la perspectiva sobre lo que hasta entonces solo consideraba una afición. En los libros de final de curso, publicó dos relatos: “Mi tiempo” y “La casa”.

A partir de allí, todo sería escribir y escribir. Participó con cuentos y relatos en periódicos y revistas de distintos lugares de  España; en certámenes literarios, donde alcanzó primeros y segundos puestos.
 
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