La gota de agua y la roca
En subversivo acto de libertad
va la gota en atrevida odisea,
se resbala en sinuoso vals,
¡y al fin!, se desprende y cae.
Y en la inercia de su vuelo,
inocua, rompe la gravidez
dibujando efímera en el aire,
etérea estela de bella brisa.
La espera inerte en el tiempo,
la roca, ¡y choca! Cual fugaz
bosquejo de hermosa danza
dispersando en pleno su belleza.
Se disuelve furtiva en mil formas,
en suave lluvia, bañando a la roca,
puliendo su aspereza ancestral.
La esculpe como arcilla, la moldea.
Y en el contorno de su ego
presume añejados sus orígenes,
por la creación de esta tierra,
y paciente la roca espera...
la siguiente gota.
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El regreso
Espérame, ya casi llega la hora.
Una tarde de diciembre,
cuando el sol se esté muriendo
y asomen las estrellas. Yo volveré.
Por años te añoré en otra tierra
y a veces me doblego a la tristeza,
cuando el llanto rasgó mi pecho
en el insondable silencio de mis noches
y le pedí a Dios que me ayudara
cada vez que quise rendirme,
en esta espera tan ansiada y eterna.
Espérame, ya casi llega la hora.
Yo te amo, siempre te he amado,
desde los albores del tiempo.
Emprenderé el regreso por tanto soñado.
Mi corazón ya quiere volver a casa,
a tu amor y a tus cálidos brazos.
Ya nada podrá detenerme
tan solo la insensible muerte.
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