Llego a mi taller y con una gran emoción que no la puedo describir, tomo el pincel, pinturas y me lanzo al lienzo.
—¿Cuánto te lleva acabar una obra?
—Un día, en una semana... Depende de lo que esté realizando, no me impongo un estilo, ni tiempos. Solo me dejo llevar por la sensación. Incluso tengo diálogos con la pieza, la dejo hasta que madure la idea, o que surja eso que me lleva a “verla” o me “diga” lo que le falta. Eso puede tomar un día o hasta algunos años, nunca sé con precisión.
—¿Cómo ves el arte en tu ciudad..., hay respuesta positiva por parte de la gente?
—Sí, la hay, quizás no tanta como desearíamos. Somos muchos los que pintamos. Es una ciudad joven, probablemente ese sea el motivo: le falta madurar el gusto por el arte. Culturizarse más en ese campo; apostar más por el artista. No somos Europa, ni la ciudad de México, ni USA, las cuales tienen más potencial en proyección artística. Pero es nuestra realidad. Estoy conforme con ello. Es un proceso de crecimiento, en algunos casos lento. De momento a la pintura la miran sin conocimientos. Y a la hora de elegir arte, impone la moda, no la cultura.
—¿Se puede vivir del arte en México?
—No. Porque todo tiene que ver con mis necesidades, mis prioridades. Son decisiones que la persona tiene que tomar: “no quiero tomar riesgos... El arte es muy romántico”. Además depende de que el artista decida si quiere vivir solo del arte. También es muy condicionante que sea hombre, ya que no por cuestiones genéticas o culturales no se atiene a ataduras. Es más propenso a alejarse del núcleo familiar, buscarse otros horizontes, mientras que la mujer tiene más compromiso con el hogar.
—Te he visto en exposiciones, dime ¿Dónde sueles exponer más?
—Localmente he expuesto en Tijuana, en Rosarito, en Chiapas; en San Diego (USA), en los Ángeles (USA), en Nueva York. También en la ciudad de San Clemente, (Buenos Aires, Argentina) por nombrarte algunos.