anterior
siguiente
Pensamientos y esperanzas
por Diana Ríos
Ustedes los machos y nosotras las hembras
 
 

De repente escucho unos pasos que se acercaban a la puerta. “Oyes hijo... ¡Allí llega papá!”
 Sí, era salvador.

Y no más entrar, comenzó su acostumbrado bombardeo de comentarios  tan faltos de tacto y nada caballerosos:

—¿Qué tienes? ¿Por qué estás ahí sentada? Mira nada más qué cochinero tienes esto. ¡... Y tú  ahí sentadota!

Pero nada podía herirme a estas alturas, nada borraba de mi cara la sonrisa. Fue entonces cuando le dije:

—Salvador... ¡Vas a hacer papá!

Se quedo  en silencio.  Sus ojos se abrieron primero de sorpresa, después dejaron notar la culpabilidad y atinó a decir: “¡No lo puedo creer! ¿…Vamos a tener un bebé? ¡Qué lindo! Se acercó a mi vientre y empezó a hablarle, a acariciarlo tal como yo lo había hecho. Todo era como pensé, con un hijo Salvador cambiaría y  mi vida volvería a su cauce, seríamos felices.  Y ahí estaba él como lo había visto en la película de mi mente, tranquilo sin lastimarme y cantándole a su futuro hijo.

Entonces me dijo que saldría un momento.  En esta ocasión no lo tomé a mal, estaba demasiado feliz y sin preocupación. Con un sereno asentimiento le despedí. Me sorprendió al rato su retorno.  Se me acercó y en su mano me traía flores.  Me dijo: “para la mama más bonita de la tierra”.

No lograba procesar todo lo que me estaba ocurriendo. Me sentía en el cielo, que estaba soñando. No podía creer cómo había cambiado por completo. Ahora era alguien amable y atento, el esposo que tanto había deseado. Aunque resultaba una sensación extraña, debo reconocer que era reconfortante verle así.

—¿Qué quieres de comer? —Me dijo repentinamente, ante mi sorpresa evidente—  Ahora yo voy  a cocinar.

¡Qué lindo!  Todo era atenciones y obviamente, no nos hicimos esperar para ir a compartir la alegría de la espera de un nuevo nieto junto a su familia.  A mi familia se lo dije por teléfono, porque no estaban en la ciudad sino que vivían a una gran distancia de mi casa, de modo  que tuve que participarlos telefónicamente.

 
  menu 127