UN DON JUAN EN APUROS
Un donjuanesco marido,
cínico a más no poder,
conduce con su mujer,
desde el trabajo a su nido.
Iba muy entretenido,
mintiendo para variar,
diciendo: no fue a cenar,
por cuestiones de trabajo,
y mirando para abajo,
vio un zapatito asomar…
Ante la prueba patente
del pecado concebido,
casi choca el muy bandido,
mientras le suda la frente.
Con destreza inteligente,
|
|
despistando a su señora,
tira la pista traidora,
sin que fuera descubierto.
Vuelve a su rostro desierto
de la culpa pecadora.
“-¿Que te sucede querida?;
se te ve muy agitada…”
“-Es que ya estoy agotada
de buscar una salida.
Algo me tiene aturdida
desde hace ya mucho rato…
Sabes que encuentro muy grato
descalzarme y descansar…
No sé que pudo pasar,
¡pero he perdido un zapato!”
|