—Me está arrastrando el ala, sobrino: me pidió que le diera el sí, pero yo le pedí tiempo, para dárselo a usté y que me averigüe que tal son sus cosas, ya sabe, me da un informe completo como ya tiene experiencia.
Y el informe llegó, y fue entregado en mano y manuscrito, el 29 de noviembre del 2006.
Esa misma tarde, encontraron a Pura muerta en su dormitorio, con un frasco de pastillas vacío en el suelo y una carta para su sobrino sobre la mesa, que transcribo textual:
“Jaimito: Siempre quise vivir a mi forma y ahora, en pleno uso de mi facultá, decido dejarlo todo en tus manos, o sea que te encargo cuides esta familia y la hagas respetar y la libres de las malas gentes.
Cuando leí tu informe, me di cuenta que por primera vez en la vida le erré al instinto, y sin ese instinto estaría más perdida que vos sin tus lentejones para ver.
Yo no sirvo para vivir al tanteo, así que bendigo a tus manos para que sigan mi trabajo con la eficiencia de la juventud. No me mato por desamor, sino por puro orgullo, así que no te sientas triste porque una vez más me salgo con la mía.
Nunca olvides mis consejos y siempre, siempre te voy a querer vaya para el lado que vaya en el acá o en el acuyá.
tuya para siempre.
Mamá Pura”.
La muerte de Pura fue un impacto doloroso para todos, pero sobre Jaime cayó la más pesada cruz, eterna cruz que llevará en los hombros por ser el responsable de que su tía se quitara la vida. Fue Jaime quien adulteró el informe sobre Arturo por puro terror de que Pura lo desalojara de su corazón.
Pensar que por miedo a perder el afecto de esta señora, debido a otro hombre, la vida se encargó de arrebatársela para siempre y de su propia mano…