Pero tenía que seguir viviendo y soportar esos momentos, pensaba que quizás era el castigo de la vida, tal vez no haber sido buena persona con mi familia, quizás porque a mis pretendientes los trate tan mal, que era merecedora de todo lo que me sucedía. Tal como un escarmiento, así debía tomarlo y aguantar las consecuencias y hacer todo lo posible por bogar a que todo funcionara bien.
Callada, aunque mi voz interior hablaba: “Solo que no le diré a mi mamá, ni a nadie porque no lo soportaría. Yo, una mujer preparada, con estudios y aparte... ¿Para qué? Sólo provocaría que se metieran en mi vida y crecieran más los problemas”. Y eso pensé que era razonar y proceder con madurez.
¡Sí!... Permaneceré tranquila y calladita, me dije al fin, ya que me prometió no tomar más y no decirme cosas desagradables.
De repente entre preguntas, respuestas, cocina, abrazos y demás, llego la noche. Entonces me preguntó:
—¿Vamos por unas películas?
—¡Vamos!
Me sentía más tranquila, aunque todavía me rondaban los pensamientos del por qué me sucedían a mí tantas cosas. Sin embargo, no podía evitar permitir que las dudas ensombreciesen esa felicidad de ver acabado el drama pasado. Y allí nos dirigimos a buscar unas películas.
El me dio a elegir cuál me gustaba. Le señalé cuál deseaba que viésemos y de allí, pasamos un rato por la casa de sus papás. El panorama me resultaba extraño, como todo fuera de contexto. Me sentía fuera de lugar en esa silla y en esa casa, sin embargo él se mostraba tan feliz. No era capaz de entender qué pasaba por su cabeza. Creo que hasta me abrazó y por supuesto, yo me dejé, para aparentar que todo funcionaba bien.
En la noche, después del recorrido de la casa de sus papás y la película, regresamos a casa. Pusimos la película. Él me abrazó, haciéndome sentir una sensación de tranquilidad, pero al término la película, en mi cabeza daban vueltas los hechos ocurridos y los miedos a lo que podría pasar. Con la noche, se mostraron los instintos masculinos. Vino a mi memoria el texto donde citaba que los hombres son más sexuales que sentimentales y las mujeres más sentimentales que sexuales, y saqué como conclusión que tenía mucho sentido y ya tenía culpable para lo ocurrido.