anterior
siguiente
Pensamientos y esperanzas
por Diana Ríos
Ustedes los machos y nosotras las hembras
 
 

Pero tenía que seguir viviendo y  soportar esos momentos, pensaba que quizás era el castigo de la vida, tal vez no haber sido buena persona con mi familia, quizás porque a mis pretendientes  los trate tan mal, que era merecedora de todo lo que me sucedía. Tal como un escarmiento,  así  debía tomarlo y aguantar las consecuencias y hacer todo lo posible por bogar a que todo funcionara bien.

Callada, aunque mi voz interior hablaba: “Solo que no le diré a mi mamá, ni a nadie porque no lo soportaría. Yo, una mujer preparada, con estudios  y aparte... ¿Para qué? Sólo provocaría que se metieran en mi vida y crecieran más los problemas”. Y eso pensé que era razonar y proceder con madurez.

¡Sí!... Permaneceré tranquila y calladita, me dije al fin,  ya que me prometió no tomar más y no decirme cosas desagradables.

De repente entre preguntas, respuestas, cocina, abrazos y demás, llego la noche. Entonces me preguntó:

—¿Vamos por unas películas?
—¡Vamos!

Me sentía más tranquila, aunque todavía me rondaban los pensamientos del por qué me sucedían a mí tantas cosas. Sin embargo, no podía evitar permitir que las dudas ensombreciesen esa felicidad de ver acabado el drama pasado.  Y allí nos dirigimos a buscar unas películas.

El me dio a elegir cuál me gustaba. Le señalé cuál deseaba que viésemos y  de allí, pasamos un rato por la casa de sus papás. El panorama me resultaba extraño, como todo fuera de contexto. Me sentía fuera de lugar en esa silla y en esa casa, sin embargo él se mostraba tan feliz.  No era capaz de entender qué pasaba por su cabeza. Creo  que hasta me abrazó y por supuesto, yo me dejé,  para aparentar que todo funcionaba bien.

En la noche, después del recorrido de la casa de sus papás y la película,  regresamos a  casa. Pusimos la película.  Él me abrazó, haciéndome sentir una sensación de tranquilidad,  pero al término  la película, en mi cabeza daban vueltas los hechos ocurridos y los miedos a lo que podría pasar. Con la noche, se mostraron los instintos masculinos. Vino a mi memoria el texto donde citaba que los hombres son más sexuales que sentimentales y las mujeres más sentimentales que sexuales, y saqué como conclusión que tenía mucho sentido y ya tenía culpable para lo ocurrido.

 
  menu 76