Sólo son milésimas de segundo. Ni siquiera puede decirse que el tiempo exista. Más bien puede decirse que se detiene.
Es como si alguien en algún lugar accionara un interruptor, se fuera a tomar un café y volviera de nuevo al cabo de un rato, degustando la inquietud del jugador, disfrutando de su impaciencia por saber si finalmente resuelve activar de nuevo el botón o por el contrario, decide dejarlo apagado para siempre.
COLORES
No hubo posibilidad de separarlos hasta muchos años después. Alfred y John fueron gemelos toda su vida. Eran dos gotas de agua idéntica la una de la otra. Aquellos que los conocimos bien, siempre tuvimos dificultades para distinguirlos.
Como suele hacerse en estos casos, los padres de Alfred y John optaron por la solución más simple, que no fue otra que la del típico recurso de los lacitos de colores. A Alfred le tocó el rojo. A John el azul. Así que los dos gemelos siempre vistieron con alguna prenda correspondiente al color asignado.
Pero un día estalló la revolución de los colores. Era una moda que venía de fuera, de lejos, pero que no tardó en imponerse.
Alfred y John, afectados por la novedad, quisieron también ser libres en ese sentido. Adultos como eran tornaron el rojo y el azul por el verde pistacho y el naranja apagado.
A nosotros, sus amigos nos resulto extraño, pero tuvimos que aceptarlo.
Fue el principio de muchos cambios que se producirían en sus vidas. Todo empezó por unos estúpidos colores. Finalmente animados, decidieron llevar a la práctica aquel sueño imposible siempre postergado y desacreditado por los médicos.
Alfred y John, que habían nacido unidos y que compartían un único corazón y otros órganos vitales, quisieron más que nunca, ser libres. Un poco de independencia a pesar del riesgo. Algo parecido les dijo un cirujano sin escrúpulos.
El día del entierro de ambos, de alguna manera todo volvió a su ser.
Alfred descansará para siempre en un ataúd azul pálido. Por su parte, John lo hará en uno rojo pastel.
Amartilló el percutor, el tambor giro un espacio y esperó. Era el momento más delicioso. Le costó mucho llegar a saber disfrutar de ese instante. Vació su mente, las imágenes se fueron y apretó el gatillo.
<< Continuación de... Continúa >>