Fobio /
A Belisario Ordóñez su breve momento de suprema satisfacción, de reivindicación y triunfo que todos los hombres comunes deberían tener alguna. Una vez le llegó un poco tarde, como casi siempre sucede, pero le llegó.
Y desafortunadamente eso pasa hoy cuando todo lo que se aplaude es lo vacuo, lo superfluo, y todo lo que se celebra queda para siempre en el más penoso olvido al día siguiente. La importancia suprema del placer que satisface el hoy y ahora, el efímero momento. Nada se planea o se construye para ser disfrutado en los tiempos de dolor o soledad que indefectiblemente llegarán alguna vez, cuando ya no se es joven y hermoso, cuando ya no haya negocios increíbles que atiborren la cuenta del banco en sólo unos pocos días, cuando el tiempo mute de una hoguera inextinguible a una llamita cada vez más débil que eventualmente se apagará con un suspiro.
A Belisario le gustaba..., no, no, le encantaba recordar su fructífero camino. Era su mejor premio y lo sorprendía gratamente poder seguir haciéndolo dada su actual situación.
Casi pudo contemplar esa gélida mañana de invierno cuando vió la luz por primera vez, no de frente sino de espaldas, después de un arduo y laborioso parto con forceps. Porque hasta eso le había sido peliagudo, haciendo su entrada al mundo con sus nalgas rosadas por delante.
Por suerte pudo disfrutar de una niñez bastante normal, aunque siempre soportando las eternas penurias económicas de su familia, los períodos sin trabajo de su padre y la diaria lucha por la subsistencia en un país ciclotímico con algunos pocos altis y muchos bajos.
Pero asi y todo emergió airoso de la niñez para zambullirse sin pausa en el torbellino de la adolescencia. Allí, en medio de un océano de dudas y mientras iba tanteando su realidad como los ciegos, su padre, que se abraza a una repentina oportunidad como al último salvavidas, decide cambiar una vida monótona y predecible por otra en una tierra lejana que promete algo más de glamour. Abandona a la familia y de un día para el otro arregláte Catalina, es decir, arréglense como puedan.
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