¿Qué buscar en el silencio del mundo?,
¿cómo hallar tesoros en los huecos del alma?
De pie, frente al reflejo de mi oscuridad,
esa que emerge en la profundidad de mi espejo;
cierro los ojos y observo mi desnudez.
Veo mi cabeza atestada de pensamientos;
una mirada repleta de infinitos sueños,
unos labios carentes de besos.
Veo latir un corazón en mi pecho,
ese que mis hijos llenaron de amor y paz.
Admiro mi adormecido vientre,
aun palpita en él el eco de su fertilidad.
Veo mis piernas, blancas y consistentes
amapolas silvestres, delicadas y fuertes
y mis pies, con sus durezas y callos
evidencia son de los caminos andados.
Veo mis alechados y largos brazos
adiestrados en el arte de una profesión
y al fin, mis féminas y arrugadas manos
llenitas de ese abismo llamado vacío.
En su oquedad refulge la respuesta a mi búsqueda,
en tu ausencia hallo mi más profunda verdad.
Sólo tú tienes el poder de completar mi ser.
La búsqueda terminará cuando, poseyéndome,
renazca en ti mi sentir de mujer.
Morando en el silencio
Quiero escribir un bonito poema,
soñar una vez más con el alma ilusionada;
lanzar una sonrisa capaz de llenar la nada,
romperle al mundo su más arraigado esquema.
Quiero gritarle al Cosmos lo que siento,
creer una vez más en mi corazón;
dejarme llevar por la ilusión,
arrancarle un suspiro a mi pared de cemento.
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Quiero escribir letras de azul fuego,
hablar de mis anhelos sin miedo;
que mis dedos sean fructífero viñedo,
que no interpreten mi inocencia cual burdo juego.
Quiero lanzar al viento mil palabras que llevo dentro,
más no soy capaz de escribir, simplemente no puedo.
Las musas se niegan a pregonar mi íntimo credo
y yo, corazón abatido, hago del silencio mi claustro.
Alado Verso
Alado verso que brotas de mis entrañas
ve, acompaña al viento más allá del cielo.
Vuela libre, ingrávido, gentil y poderoso.
Hazte cómplice y vasallo de todas las miradas,
confía en el dorado sol y sus candentes rayos;
emprende eterno viaje, sobrevuela océanos y mares,
sin temerle al invierno ni a su helado abrazo.
Con el viento conocerás también la calidez de mil primaveras.
Alado verso que expiras de mi más profundo anhelo
ve, proclama su eco por el inmenso cielo.
Funde su magia con el susurro del viento,
lleva mis suspiros allí donde se cumplen los sueños.
Sumérgete en la Natura cual delicada centella,
en ella encontrarán refugio tus más profundos miedos
y se alzará glorioso el trono de mi esencia
cuando, en silencio, cubra mi rostro la fría tierra.
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