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Algo que contar
por ZeltiaG
Carina Carrasco: Ceramista y escultora
 
 

Arcilla: Un universo en nuestras manos


De polvo somos y al polvo volvemos. Complejas vasijas de barro, es como en ocasiones se ha tildado a la humanidad. Quizás por eso tenemos tanta afinidad con la arcilla. Desde los comienzos el hombre, como algo inherente a su condición, tenía gran necesidad de crear utensilios a partir de ese simple elemento. Esa misma sustancia, combinada con paja y arena, dándole forma de bloques, al secarse solo al sol adquiría una resistencia tan increíble que fueron la base de sus viviendas (ladrillos de adobe).

 Pero ¿cómo resultaría secada al fuego?  Con la maleabilidad de la arcilla, barro, terracota o chamote, se puede decir, que de manera intuitiva aprendimos a trabajarla con nuestras manos, como una continuación de nuestro ser.

Resultado: la obtención de piezas de suma utilidad. Aún en la actualidad, no sabemos vivir sin ellas: vasijas para el agua, ollas para cazuelas, la vajilla en general. En fin, seguimos gozando de la ductilidad y nobleza de esta materia prima, tan económica y fácil de conseguir. Pero no todo lo importante es la practicidad. De este antiguo oficio como lo es la alfarería, empiezan a surgir los maestros que ven en ella su medio de expresión, el modo de plasmar su arte.

 
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