Guadalupe Sosa de Hull, Lupe o Yaya... como ella se ha bautizado, es la misma persona.  Esta mexicana es la hija mayor de diez hijos de una humilde pero muy fecunda y talentosa familia de músicos y educadoras. Sus raíces nativas las lleva como emblema de su orgullosa herencia purhépecha. Nació en el ‘56, en un pueblo llamado Paracho, en el mismo corazón de la Sierra Purhépecha, Michoacán. Aunque se autoproclama solitaria y tímida, eso no se trasluce en sus escritos, donde esta mujer vuelca  fortaleza,  garra y una clara sensatez  que nos da la pauta de que estamos ante un ser humano especial, inteligente y de gran nobleza. Se decantó por la enseñanza, con el afán de culturizar e inculcar nuevos valores a los niños de su pueblo. Durante ocho años enseñó en México y luego se trasladó a Las Cruces, Nuevo México (USA). Allí ejerció como maestra bilingüe. Se casó con un ciudadano norteamericano, con quién tuvo dos hijos. Hoy se encuentra retirada de la educación, después de haber ejercido durante casi veinte años. Decidió que era necesaria en su casa, junto a su familia.  Hoy, habiendo cumplido con la crianza de sus hijos, disfruta de la paz de su hogar, sus pequeñas mascotas, a leer, escribir. Pero un nuevo desafío se ha presentado en su vida: ¡levantar una granja en el desierto de Chihuahua! Sí, todo un  reto. En un medio hostil,  apuntalando a su esposo en un sueño de tener un reducto retirado de la civilización, plantar su huerto y vivir en comunión con la naturaleza... en soledad. Un enorme esfuerzo, que poco a poco está dando sus frutos. Esperemos que Lupe pronto nos cuente sus experiencias acerca de esta increíble empresa. Persona cuya filosofía de vida es observador y analizar, no deja de meditar y escribir sobre todo lo que sucede en su entorno. Suele escribir en portales como qqml. Defensora de gran coraje de los derechos de la mujer.  Es consciente que en la sociedad mexicana, como en muchas otras de América latina, quedan aún focos muy arraigados de machismo. Sin embargo, a pesar de haber nacido en medio de esa sociedad, nuestra amiga ha crecido mostrando una rebeldía, un espíritu indómito que le ha servido para discurrir con ojo crítico sobre la vida de la mujer mexicana y expresarse en contra de tales abusos. De la mano de Guadalupe, vamos a conocer un poco de su excelente trabajo.
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VERDE Me encuentra sola la promesa de la primavera. Se despereza estirando sus verdes y tiernos dedos; magia verde que me inunda los ojos de frescura, el cuerpo de energía,

de optimismo la sonrisa, de sueños la esperanza. Entonces me doy cuenta de que nosotras, las autoexiliadas por amor, no tenemos que llorar lágrimas grises por lo dejado: Llevamos nuestro pueblo,