Nuestro amigo “Akira”, es alguien que desea mantenerse en el anonimato, Solo nos cuenta que su nombre es David, extremeño, de la ciudad de Cáceres. Un joven que apenas pasa las dos décadas, sin embargo demuestra en sus escritos agudeza, sensatez y una madurez poco comunes.
Un adicto lector de José de Espronceda, escritor y poeta del Romanticismo español del S. XIX. (Extremadura, 1808-1842). Como todo un romántico del arte literario, Miguel de Cervantes Saavedra será otro de sus selectos autores, siendo el afamado Don Alonso Quijano, “Don Quijote”, una de sus más estimadas obras, de cuyo admirado personaje tomará su otro Nick, bajo el que suele escribir: Quijano, en su honor. Sé muy bien que no le gusta ser retratado en biografías o que se le dé cierto tratamiento de notabilidad. Es demasiado humilde, por lo que me vi en un verdadero brete para lograr que compartiera información personal y clasificada con “una servidora”. Comprendo su postura, pero también entiendo que para el lector puede ser muy interesante, sino imprescindible conocer algunos detalles del autor. Su opinión sobre este tema fue:
“La verdad es que no creo en autobiografías, supongo que sólo somos dignos de nuestro propio epitafio...” (Cita textual).
En fin, David, Akira o Quijano, es la misma persona y aunque parezca un serio caso de identidad múltiple, les aseguro que tiene las cosas muy claras, aunque Akira pueda resultar un bravo guerrero, David el muchacho, el amigo, el maravilloso hijo, el profesor de educación física de su ciudad... Y Quijano, el noble caballero, eterno apasionado de su idílica señora, que logra robarle la cordura por amor. Asegura que ha pasado la mayor parte de su vida buscando aquellas cosas que le hacen sentir bien, ya sean placeres efímeros o de larga duración.
Cosa que espera seguir haciendo, ya que le resulta una adicción, como una droga. Uno de esos placeres, ya hemos mencionado: la lectura. Sin embargo escribir, es la otra pasión ya que casi una deriva de la otra: al leer, se crea una atmósfera de la que irremediablemente queda “cautivo” y al escribir, logra liberarse, expandir esas fronteras y llegar más allá... Una continuación del acto anterior. Hace unos tres años se lanzó a explorar ese campo de la creatividad literaria, donde se liberaba a través de poemas sin temática definida, sin estrofas con métrica, rimas, aliteraciones... es decir, libre en toda expresión.