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Ciencia y tecnología
por Ramón Cid
¿Es necesario renunciar a la construcción del ITER?
 
 

RESUMEN

En el número anterior traíamos aquí el cuarto estado de la materia: el plasma [1]. Uno de los ejemplos de este estado que allí se comentaba era el que se utiliza en los prototipos de Fusión Nuclear que se pretenden que puedan tener uso comercial en el último tercio del presente siglo. En este artículo hablamos un poco de esta nueva forma de obtener energía, que de llegar a su final sólo podrá ser disfrutada, en todo caso, por los más jóvenes lectores. El gran proyecto en marcha se llama ITER y no se trata de un reactor comercial, sino de investigación para experimentar y probar las tecnologías que en un futuro deberían permitir la construcción de un reactor comercial de producción de electricidad. Pero, a pesar de tratarse de una colaboración internacional en la que están presentes los países más ricos de la Tierra, su enorme coste económico y las dudas de su viabilidad hacen que frecuentemente salgan voces en contra de este proyecto. También comentaremos esta cuestión al final del artículo.

INTRODUCCIÓN

A finales de los años 1970 después de la primera gran crisis del petróleo, parecía que la energía nuclear de fisión sería la forma que habría de llevar el mayor peso en la generación de electricidad. Países desarrollados como Francia o Japón apostaron fuertemente por esta forma de obtener energía.

Otro día hablaremos de los reactores de fisión, pero en muy pocas palabras su funcionamiento consiste en aprovechar el calor liberado en la rotura o fisión de núcleos muy grandes (torio, uranio o plutonio). Este calor se transfiere a un refrigerante, el cual a varios cientos de grados de temperatura, generalmente en forma de vapor de agua supercaliente, hace girar una turbina que mueve un alternador para que éste produzca electricidad.

En 1979 el accidente en la central de Three Mile Island [2] en Harrisburg (EEUU) y sobre todo el de Chernobyl (Ucrania) en 1986 supusieron un frenazo total a las grandes expectativas que este tipo de energía habían creado. Ahora, casi veinticinco años después, la energía nuclear de fisión está volviendo a ser considerada debido a los problemas que las centrales que queman combustibles fósiles, como gas, fuel o carbón, generan sobre el clima de nuestro planeta. Durante estos últimos veinte años las naciones más desarrolladas se han encontrado con un dilema en términos de producción de energía. Cada vez consumimos más energía, pero las centrales convencionales (carbón, gas o nuclear de fisión) no son la solución. Por otra parte las naciones en fase de desarrollo no van a renunciar a generar su energía aunque eso implique problemas medioambientales. Están en su derecho, pues el mundo desarrollado es el culpable de los problemas más graves que en términos de contaminación sufre la Tierra.

 
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