Como se dan cuenta, la historia sigue. ¿Cómo culminará? Esperemos sea un final feliz... pero más allá de cómo termine, está el hecho de que no nos quedemos con un No definitivo, sin poder aspirar a una esperanza. La vida está llena de tropiezos y complicaciones y cuando nos enfrentamos a determinados dilemas donde estamos arriesgando mucho, sabemos que el No, está dicho. Buscaremos cambiar eso en un SI. Ante la circunstancia tenemos dos opciones: tirar la toalla, dejar que el escollo nos venza, aceptar ese NO sin pelear. O bien, afrontar el desafío, a pesar de lo difícil que sea y enfrentarlo. Más que nada es un ejercicio para asumir desafíos, como un entrenamiento de nuestra fuerza interior. No es lo más cómodo. Muchas veces conlleva un gran esfuerzo, empeño y trabajo extra, pero con el tiempo, descubrimos que nos sentimos satisfechos con nosotros mismos. La realización personal, metas cumplidas y saber que aunque estemos solos, nos sabemos defender y proteger de los malintencionados... redunda en nuestro crecimiento emocional y a ganarnos el respeto de los demás. Atreverse a enfrentar las barreras nos ayuda a madurar, a estar preparados para el siguiente desafío, continuar en carrera. ¡Es un aprendizaje de vida!